La subida del SMI de la que se jacta Yolanda Díaz es tres veces menor que la escalada de los precios
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No es la primera vez que el Ejecutivo socialista vende humo con sus medidas de apoyo a los más vulnerables. Y la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que tanto celebra Yolanda Díaz no es una excepción. El alza que baraja la titular de Trabajo para 2021 es de un 1,2% -situando el salario mínimo en los 962 euros- un porcentaje que crece a un ritmo tres veces menor que los precios, que al calor de los récords históricos de la luz avanzan un 3,3%.
Por mucha apología de apoyo a los débiles que haga el Ejecutivo de Pedro Sánchez, lo cierto es que la subida de 12 euros del SMI que plantea el Gobierno en las negociaciones es mucho menor de lo que se está encareciendo el coste de la vida. Así lo demuestra el Índice de Precios de Consumo (IPC) de agosto, mes en el que la inflación en España se incrementó un 3,3% respecto al mismo al mismo periodo del año anterior y que supone una aceleración de cuatro décimas respecto a julio.
De esta forma, el IPC encadena su octava tasa positiva consecutiva y continúa en sus niveles más altos desde 2017. Detrás del repunte general de los precios se sitúa la subida de la luz, pero no sólo eso, ya que también es más caro llenar el carro de la compra. El coste de los alimentos y bebidas no alcohólicas han subido en el octavo mes del año un 1,9% en comparación interanual.
Sin embargo, la medida salvadora de Yolanda Díaz no va de la mano con este incremento. Para hacer frente a esta subida en los precios habría que elevar el SMI en más de 31 euros durante este año, un 50% más de lo que plantea el Ejecutivo. Una medida ineficiente y que esta generando desavenencias dentro del propio Gobierno: la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y para la Transformación Digital, Nadia Calviño, asegura que esta subida será «relativamente limitada» y se aplicará en los meses de octubre a diciembre, sin carácter retroactivo.
Por tanto, la subida del SMI no evidencia ese apoyo a las personas con mayores ingresos, como quiere hacer ver el Gobierno, dado que es simbólica y no mejora la situación económica real de los españoles. De esta forma, no sólo no trae mejoras sustanciales si no que podría generar un impacto muy negativo en el crecimiento y en la creación de empleo, en un momento en el que se siguen necesitando herramientas como los ERTE o el cese de actividad para sostener una todavía maltrecha economía.
Sin acuerdo con los agentes sociales
Las negociaciones para el alza del SMI se han encallado, cerrando la reunión de este lunes sin acuerdo. La falta de avances se ha debido a que todas las partes siguen manteniendo sus posiciones, incluido el Gobierno, que ofrece una horquilla de subida para este año de entre 12 y 19 euros, frente a los 25 euros demandados por los sindicatos. Mientras la patronal sigue oponiéndose a esta subida.
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) justifica su oposición en la mala situación que siguen atravesando a día de hoy muchas empresas. Cabe recordar que la crisis del Covid-19 obligó a más de 90.000 empresas a echar el cierre de manera definitiva y que, en estos momentos, las restricciones que continúan vigentes siguen sin permitir el desarrollo completo de su actividad.
«Que la gente se ponga en la piel de gente muy humilde que son empresarios», señala Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, al tiempo que ha recalcado que el salario mínimo no afecta a las empresas del Ibex ni a la mayoría de sectores que se encuentran bajo el paraguas de la negociación colectiva, sino que afecta fundamentalmente al sector agrario que aún atraviesa importantes dificultades.
Y no es para menos. La subida del salario mínimo en 2019 ocasionó una pérdida de empleo neta de entre 6 y 11 puntos. De esta forma, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2019 la ralentización de entre el 0,6% y el 1,1% se traduce en la no creación de hasta 180.000 empleos.
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